argumentos a favor y en contra
“Como tenemos una capacidad limitada de generación de empleo, es uno de los modos de permitir mayor inclusión”, dijo el ministro de Trabajo
El Gobierno nacional reconoció que comenzará a analizar una de las iniciativas que más rechazo genera en el empresariado: la reducción de la jornada laboral.
El propio ministro de Trabajo, Claudio Moroni, fue el encargado de comunicarlo durante un diálogo con periodistas: “Como tenemos una capacidad limitada de generación de empleo, uno de los modos de permitir mayor inclusión es la reducción de la jornada”.
Tomó como ejemplo un caso ocurrido en la provincia de Córdoba, en el que, tras el cierre de una gran tienda, los trabajadores de los otros supermercados dejaron de hacer horas extras y así pudieron incorporarse los despedidos, pero advirtió que Argentina es un país con “situaciones heterogéneas”, por lo que deberá analizase sector por sector.
Una de las voces más fuertes en cuestionar la propuesta fue el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, quien consideró que el intento del Frente de Todos de avanzar en la discusión de una ley para reducir la jornada laboral sin afectar los salarios de los trabajadores “es prioritariamente materia de los convenios colectivos“.
Hay que tener en cuenta que los proyectos del oficialismo contemplan la disminución de las horas de trabajo que debe cumplir cada trabajador sin afectar el salario que percibe.
“La cuestión de tres turnos de 8 horas en trabajo continuo o 4 turnos de 6 horas tiene que ver con la organización de la producción y del trabajo y ésta es una facultad empresarial según la propia Ley de Contrato de Trabajo que se ajusta o adecua – en todo caso – en los contratos individuales o colectivos”, agregó.
El titular de la UIA afirmó que “además de no haber evidencia empírica general sobre la materia, es la casuística la que permitiría dar contestaciones particulares y no afirmaciones apriorísticas o generalizaciones”. Y aclaró: “En todo caso, reducir la jornada implicaría también proporcionalizar el salario, con su pertinente reducción“.
“Lo que Argentina necesita es más empleo, más producción, más productividad y empleabilidad. Esto no se resuelve repartiendo el trabajo formal que hoy existe, sino generando más y mejor trabajo, utilizando las nuevas tecnologías y la digitalización de la economía como vías para un desarrollo sustentable e inclusivo con trabajo registrado y socialmente protegido”, concluyó.
¿Se puede implementar en Argentina?
“Esta propuesta lleva a analizar y entender si la reducción de jornada laboral contempla para la empresa la reducción de salario. Hay distintos casos en diferentes situaciones, por necesidad o elección, que solicitan la reducción de la jornada laboral, pero es verdad que bajar los sueldos no es tan fácil y accesible para todos”, anticipa Natalia Odolinski, gerente de Gestión de Personas de Auren.
En palabras de esta experta, “requiere temas administrativos y legales que juega en contra de la empresa. Sin embargo, desde el lugar de empleador nos parece bueno y muy importante poder apoyar a los colaboradores en lo que necesiten y que sea una mejora en su calidad de vida, mientras que la cadena de servicio y la productividad no se vean afectadas”.
Es una realidad que si se reducen los salarios, los costos laborales de las compañías mejoran. “Pero además, si se disminuye la cantidad de días de trabajo, esto reduce el uso del transporte que afecta la ecología, mejora los gastos y fundamentalmente los tiempos para los trabajadores. También traería ahorro para la empresa, ya que mantener un empleado en una oficina tiene un costo, metros, consumos y más”, agrega Odolinski.
Por su parte, Carlos Barberena, gerente Comercial de Bayton, explica que el debate sobre la reducción de la jornada laboral tomo más peso y ponderación frente a los niveles de desocupación, productividad y desigualdad, incluso por actividades.
“Los sindicatos proponen reducir jornadas para distribuir las horas productivas y así recuperar y hasta lograr una mayor inclusión social. También para lograr minimizar las jornadas en muchos casos extendidas, buscando el equilibrio entre balance personal y salarios de cada actividad”, cuenta Barberena.
Es preciso aclarar que los sueldos están siendo severamente cuestionados en el contexto actual, pues son insuficientes y se actualizan en su mayoría por debajo de la inflación.
Argentina tiene una de las jornadas laborales más largas de la región y el Gobierno busca la manera de incluir trabajadores
Proyectos de ley
En la actualidad, hay dos proyectos de ley sobre reducción de la jornada laboral, que cuentan con estado parlamentario. Ambos llevan la firma de diputados de extracción sindical. Uno es de Claudia Ormaechea, diputada nacional y secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de la Bancaria.
El otro de Hugo Yasky, diputado nacional, titular de la CTA de los Trabajadores y referente del Grupo 25 de Mayo, al igual que Vallejos.
En ambos casos se propone reducir la jornada laboral legal que hoy está en las 48 horas semanales y por arriba de otros países de la región como Chile, Brasil, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras y Ecuador.
“El proyecto tiene que ver con cuidar no sólo los derechos de los trabajadores, sino también los puestos de trabajo“, le dijo Ormaechea a iProfesional.
Y agregó: “El avance de la tecnología es muy rápido y modifica las formas del trabajo, no puede ser que esté nada más que al servicio de las empresas y los empresarios. Son producto del trabajo de la gente y tienen que volverse en beneficio de los trabajadores”.
La iniciativa de Ormaechea propone reducir la jornada a “seis horas diarias o treinta y seis semanales” en el ámbito público y privado.
“Argentina es uno de los países del mundo que tiene de las jornadas laborales más extensas. La productividad no está íntimamente relacionada con la extensión de la jornada de trabajo. Debemos readecuar las relaciones laborales de manera que esto se vuelva un beneficio para todos, pero sobre todo para cuidar la salud, la vida, la dignidad y los puestos de trabajo”, remarcó la diputada.
“Partimos de la premisa que el derecho del trabajo no crea trabajo, pero el derecho del trabajo con la modulación de la jornada permite su redistribución. La reducción de jornadas sin reducción de salarios, manteniendo los niveles salariales porque ya los salarios en la Argentina perdieron, en el período 2016/2019 según las mediciones INDEC o el INDEC de la Cámara de Diputados, entre un 26,4 y un 31,4% del poder adquisitivo”, señala la iniciativa entre sus argumentos.
En tanto, el proyecto de Yasky es algo menos ambicioso. Propone que “la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”.
Quien también se mostró a favor de discutir la rebaja de la jornada laboral fue la ministra de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, Mara Ruíz Malec, quien consideró “factible” este debate, dado que en Argentina “se trabaja muchas horas y, generalmente, eso no redunda en productividad”.
Sobre este punto, la funcionaria bonaerense explicó que “nuestro país tiene uno de los regímenes laborales más extensos del mundo“, y que “se trabaja muchas horas”, pero que eso “no siempre redunda en la productividad”.
“Estamos frente a la posibilidad de debatir un tipo de reducción de la jornada laboral que sea beneficiosa para la productividad y otros aspectos de la vida”, indicó.
Una de sus principales impulsoras de la discusión es la legisladora del Frente de Todos Fernanda Vallejos, ya sea en cuanto a la reducción de la semana laboral a cuatro días o menores horas dedicadas al empleo en el país.
“¿Cómo puede ser que a esta altura de los avances técnicos y tecnológicos que ha acumulado nuestra sociedad, tengamos estos niveles cada vez más altos de desocupación?”, planteó la legisladora.
Luego se preguntó: “¿Cómo puede ser que vivamos vidas tan inhóspitas, donde los hombres y las mujeres que tienen la suerte de tener un trabajo, de pronto trabajen, en el mejor de los casos 8, 10, 12 y hasta 14 horas?”, para luego advertir que esto implica “jornadas laborales interminables por sueldos miserables o al menos insuficientes para calzar la felicidad a la que todo hombre y mujer a esta altura de la humanidad debería tener derecho a aspirar”.
En la actualidad, la duración del trabajo en Argentina es una de las más altas en el continente. Según la Ley 11.544, el trabajo “no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas”.
Así, Vallejos abogó por “distribuir las horas de trabajo necesarias para sostener la producción que requiere nuestra sociedad, sustentar la reproducción biológica y material y satisfacer las necesidades que como comunidad tenemos entre los millones de desocupados”.
De acuerdo a los proyectos, la reducción de la jornada laboral incidirá en una mayor productividad
Países que lo implementaron
Argentina mira a otros países que han avanzado en la reducción de la semana o las horas diarias dedicadas al trabajo. Por caso, el gobierno español lanzó a principios de año una prueba piloto para establecer la semana laboral de cuatro.
Allí, según indica un informe sobre flexibilidad y competitividad empresarial realizado por Adecco y Cuatrecasas, solo el 14 por ciento de las empresas españolas ven viable la posibilidad de reducir la jornada laboral a 4 días y los sueldos serían más bajos.
Por otro lado, en Islandia dos ensayos realizados entre 2015 y 2019 comprobaron que llevar a 35 y 36 horas semanales la jornada laboral, sin reducción de sueldo, mantuvo o mejoró la productividad al igual que la salud.
En la región, Colombia avanza en la reducción de la jornada laboral actual de 48 horas semanales, a 42. La iniciativa plantea que la reducción sea gradual, es decir, cada año se bajarán 2 horas de la jornada actual, desde 2023 y hasta 2026, hasta llegar a las 42 que prevé la ley.
En tanto, en Chile a fines de junio la Cámara de Diputadas y Diputados declaró admisible el proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral a cuatro días y extender los días de descanso a tres.